¿Qué quiere decir esto? 

Que tanto la metformina como los cambios en el estilo de vida redujeron el riesgo de desarrollar diabetes, pero los estilos de vida fueron significativamente más efectivos que la metformina.

Este estudio nos demuestra el poder que tienen los cambios en el estilo de vida, que pueden ser más poderosos incluso que los medicamentos para ciertas condiciones de salud.

Recuerdo cuando me presentaron este estudio en la universidad y de haberme sorprendido enormemente, ¡un cambio en el estilo de vida era más eficiente en prevenir una enfermedad que un medicamento! sin embargo, el resto de clase transcurrió hablando sobre el medicamento y sus efectos. ¿Por qué no se daba más relevancia a una solución no farmacológica que no tenía efectos secundarios, y serviría para prevenir muchas otras enfermedades, y más encima, hacía sentir mejor a las personas? 

Pero a mi no se me olvidó fácilmente. Meses más tarde, me encontré viviendo la misma situación: me diagnosticaron de una condición llamada prediabetes, es decir, tenía alterados los niveles de glicemia (azúcar en la sangre) y, por lo tanto, tenía un alto riesgo de progresar a diabetes. 

No fue un cambio instantáneo, pero desde hace ya varios años que mis exámenes lograron normalizarse a través de cambios sustentables en mi estilo de vida. No fue fácil, pero cuando comencé a escucharme y tomar decisiones por mi bienestar, y a disfrutar estos cambios, pude realmente integrarlos a mi vida. Me di cuenta de que los cambios realicé iban mucho más allá de normalizar mis exámenes, sino que yo me sentía mucho mejor, cómoda con mi cuerpo, con más energía, más ágil, entre otros. 

Ahora quiero acompañar a personas que desean crear un estilo de vida que les traiga salud y bienestar, porque conozco el beneficio desde la experiencia y cómo se respalda en la evidencia.